El despacho de cemento creció un 11% durante el primer semestre. Es un indicador que alienta a Holcim, un gigante en el negocio cementero, a diversificarse hacia nuevos segmentos en la industria de la construcción: abrirá una línea de adhesivos en su planta en Malagueño (Córdoba) y también planea meterse en impermeabilizantes.
“Cuando hay inestabilidad financiera, la gente se vuelca por el cemento, trata de construir, darle valor a su casa con mejoras, se refugia en el ladrillo” explica Christian Dedeu, CEO de Holcim en Argentina. Una nueva línea de adhesivos (la compañía los llama «morteros») podría estar lista para fin de año. “Sino tenemos problemas con las importaciones, ese es el plazo”, dice. Para desarrollar esa fabricación, requieren líneas de producción que vienen de España. La mitad ya se compró, pero falta el resto. Es una inversión de US$ 5 millones.
Holcim importa US$ 50 millones anuales para su producción. La nueva normativa del Central en relación al uso de dólares por parte de las industrias genera dudas. “Todavía no tenemos problemas para acceder a repuestos o insumos, pero probablemente haya más dificultades”, dice el ejecutivo.
Durante la primera mitad del año, la venta de cemento superó a la prepandemia y está en registros que no alcanzaba desde 2017. Holcim factura US$ 400 millones anuales y tiene cerca de un 30% de participación el principal insumo de la industria de la construcción.
“La obra privada particular ya venía bien en 2021 y sigue así, y este año se agregó mejora en la obra pública”, explica. Dice que el importe del cemento subió “por debajo del Indice de Precios al Consumidor (IPC)”, que mide la inflación general. Como todas las empresas, miran la cotización del dólar y observan que «anclar el dólar tiene que ver con las expectativas». Es una herramienta de la política oficial para tratar de contener la inflación, razonan.
Además de las trabas con las importaciones, las industrias también vienen atravesando el invierno con falta de gas. “Ya hubo cortes programados, porque se trata de priorizar la demanda residencial”, detalla Dedeu. Cuando no hubo gas, la empresa recurrió a coque (un desprendimiento del petróleo). Es para calentar sus inmensos hornos donde transforman la piedra caliza en clinker y luego cemento. Holcim también posee plantas en Jujuy y Mendoza.
Aunque habla cordobés desde la compra de Minetti, Holcim tiene sede en Suiza. Desde el lunes, está cambiando de logo y quiere dejar de ser vista solo como una cementera, para volcarse hacia soluciones para la construcción. En su presupuesto hay US$ 5 millones asignados para salir de compra y quedarse con alguna empresa que la ayude en ese objetivo de diversificación.
Tiene en la mira impermeabilizantes y otros segmentos de “obra gris”, como cimientos, paredes, recubrimientos. Quizás hasta pueda haber pinturas en su horizonte.
El desembolso para este año es de US$ 40 millones entre mejoras en procesos productivos, ampliación en su controlada Geocycle -dedicada a la separación y coprocesamiento de residuos, al que transforman en energía-, más la planta de adhesivos y nuevas adquisiciones. El Gobierno le hace guiños a la industria con algunos incentivos.
En 2021, Holcim terminó de concretar una ampliación por US$ 120 millones de su planta cordobesa. La compañía produce 3,7 millones de tonelada anuales de cemento. Su principal foco es el mercado local, aunque hay exportaciones a Paraguay. Dicen que l El cemento está dentro de “Precios Cuidados” en canales de venta que la secretaría de Comercio le indica a la compañía.
Loma Negra, Cementos Avellaneda y Petroquímica Comodoro Rivadavia son competidores de Holcim.