Los cactus son una de las plantas más buscadas en el último tiempo para el cultivo en interiores. Se pusieron de moda tanto como las suculentas por la facilidad que conlleva su cuidado.
Sin embargo, hay algunas curiosidades que no son tenidas en cuenta. Las flores de las cactáceas son admiradas y fotografiadas por muchas personas; cada variedad de los cactus que florecen tiene un show en su momento de floración, pero muy pocos saben cuál es el verdadero objetivo de estas.
Para qué sirven las flores de los cactus
Las flores de los cactus suelen crecer en color blanco, amarillo, anaranjado, fucsia y más. Siempre con colores saturados y en tamaños variados; aunque hay algunas que se destacan por ser de gran porte.
Hay que saber que las flores de los cactus son en realidad hojas modificadas para conseguir su reproducción. Los cactus atraen a especies polinizadoras para fecundar otras flores. De esta manera, estas plantas consiguen propagarse por sí solas.
Este proceso tiene lugar en la primavera o en el verano y se da únicamente cuando las plantas alcanzan los dos o tres años de edad, ya que antes no florecen. La buena noticia es que desde su primera floración no dejarán de hacerlo nunca más.
Algunos ítems para cuidar tus cactus
Trasplantar en tierra con nutrientes
La propagación de los cactus no solo se da a través de la polinización, sino también a través de esquejes. En caso de que quieras crear un nuevo ejemplar, intentá utilizar tierra con nutrientes especiales para cactus y corroborar que la maceta nunca tenga las raíces visibles en la parte inferior. Por lo tanto, de 3 a 4 años será necesario un cambio.
Cuidá la temperatura
Los cactus sobreviven a temperaturas bajas pero no menores a 8ºC y, si bien están acostumbrados a los climas áridos y al sol permanente, tenés que saber que los cactus que no tienen espinas o tienen muy pocas necesitan sombra, nunca sol directo.
Regado adecuado
Los cactus guardan en su interior mucha agua, de manera que no necesitan un riego constante. Generalmente se puede hidratar la planta cada 8 o 10 días y siempre antes de hacerlo debés revisar qué tan húmeda o seca está la tierra.
Podés hacer esto con un palillo de madera y así evitarás la podredumbre de sus raíces.