Verónica González (54) recibió la máxima pena por asesinar a Carlos Bustamante (66) mientras dormía en su casa de Miramar.
Verónica González (54) fue condenada este lunes a prisión perpetua por matar a su marido, Carlos Bustamante (66), mientras dormía en su casa de Miramar. El crimen se registró en la misma casa donde ocho años antes fue asesinado el hijo de ambos, Gastón Bustamante (12), un caso que nunca fue esclarecido.
La pena fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 4 de Mar del Plata, integrada por los jueces Alfredo Deleonardis, Gustavo Fissore y Fabián Riquert, que la encontraron responsable del delito de «homicidio agravado por el vínculo y por alevosía«.
La fiscal Ana María Caro indicó que la mujer atacó a su esposo «en la habitación» de la casa, entre la madrugada y la mañana del 22 de marzo de 2019, mientras él descansaba, y tras «un desplazamiento de la víctima al comedor» hubo «un segundo ataque» en el que se produjeron «las heridas de mayor gravedad».
Precisó que a causa de las lesiones sufridas, entre ellas «hematomas múltiples y fractura de cráneo«, el hombre fue internado de urgencia en el Hospital Municipal de Miramar, y luego trasladado por la gravedad del cuadro al Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata, donde falleció al día siguiente.
Señaló a su vez que las pericias realizadas en el marco de la causa confirmaron manchas de sangre de la víctima en prendas de la acusada, y que la mujer «trató de borrar rastros» a través del lavado de manos.
La mujer fue detenida el día del fallecimiento del hombre y cumple prisión preventiva desde el 26 de abril de 2019 en la Unidad Penal 50 de Batán.
El crimen de Gastón
El 16 de septiembre de 2021, la Corte Suprema de Justicia confirmó el sobreseimiento definitivo de Julián Ezequiel Ramón, el cuñado del chico asesinado. Lo habían acusado por una huella dactilar suya en un televisor en la casa.
Ramón estuvo cuatro meses detenido. Era inocente. Bustamante nunca sospechó de su esposa.
A Gastón lo mataron en su cama: lo golpearon y asfixiaron mientras su madre había ido hasta el vivero a comprar unos plantines para una clienta. El chico no debía estar en su casa, pero como el día anterior se había acostado tarde por su cumpleaños, lo dejaron faltar y remolonear un rato más. Sería una decisión fatal y trágica.
EMJ